Nunca antes guardó tanto misterio una palabra, nunca en ninguna noche logré sentir el vacío de sus palabras que una y otra vez como cada noche lograba recordar y que me llegaron a sonar como de ultratumba. Tanto tiempo guardé silencio ante ella que olvidé mi propio acento, no reconocía mi propio eco y siempre creí que algún desconocido hablaba por mí. Hoy, esta noche como en otras muchas algo se muere dentro mía, y por largo tiempo, a mi pesar, desconoceré que parte mía se desvanece. Es tan largo el camino y tan sufridas las averías que en el se presentan que tan sólo logro a repetir a mis adentros que de esta aprenderé. Por más tiempo, por más cuidado que pongas, el desvío es mi camino, el andar se tuerce, se vuelve torpe y se ceba contigo la vida recordándote una y mil veces lo torpe que eres. Ahora ya y pese a que todo suena tan lejano pese al recuerdo inminente, retruena tu voz, recorre por mi espalda tu aliento buscando en mí la última gota de sangre con la cual venerarte y yo postrado cual dócil manjar tuyo me dejo sin rechistar absorver la más ínfima energía adentrándome yo en un oscuro y abismal mundo de tus más bellas entrañas.
La noche secreta de las palabras
viernes, 28 de septiembre de 2007
Publicado por Antonio Manuel en 3:43
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