Podría haber sido sólo un sueño pero al amanecer todo cambió de forma y color. De pronto se confundía la noche con el día y sin saber cómo me ví envuelto en espesas brumas que me llevaban a otros lugares. El mar que se abre y presta a mis ojos en su más esplendorosa vista al que no pude hacer otra cosa que dejarme llevar, tal era su fuerza y tan enorme su encanto. El final de una vida pasada, retrocediendo al pequeño deseo de la infancia, quizás al de otra vida, recordando cada uno de los paisajes que soñé a tan corta edad. Todo en su más pequeño detalle se veía convertido en realidad y quise asegurarme al pellizcarme de que todo era verdad pero ni eso ni cualquier cosa que hiciera me hubiese sacado de la duda. Sí, sería de noche, supongo al menos cuando rememoré mis deseos y se proyectaron con tanta claridad. Y siete, las vías, caminos o enseñanzas las que recorrer para cruzar ese mar y llegar al destino, la orilla o quizás otro mar donde de nuevo retomar nuevos sueños. El azul de la noche que caía sobre el mar y su oleaje que repetía una y otra vez mi nombre. Oui, mon rêve dans la mer...
Azul noche
martes, 11 de septiembre de 2007
Publicado por Antonio Manuel en 1:38
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