Solo en la soledad, solo en un mar de difusas figuras, solo ante la Luna de cada noche...Por más que buscara, por más que encontrara jamás dejé de sentir tal cosa en ningún momento. Jamás nadie supo darme un abrazo, jamás nadie intento consolarme, jamás nadie quiso acompañarme y de todo esto no supe ni quise sacar una sola lágrima. Y pienso y medito cada noche cada acto mío en esta vida. Y pienso y caigo en la cuenta de que quizás esté bien no existir para nadie. Jamás, por más que quisiera, pudiera o cualesquiera de la circunstancias sé que cada cosa ocurrió porque debió ser así y no cambiará.
Cualesquiera de tus abrazos, de tus besos o de tus deseos que no me llegaron en realidad hace tiempo que aprendí a no esperarlos y así será por siempre.
Hoy cuando ya quizás aprendí algo sé que no voy a esperar nada de ti ni de nadie, ahora me faltan las fuerzas y ese amor propio necesario.
Por más que el tiempo me aprete, resisto...
El vacío
sábado, 3 de noviembre de 2007
Publicado por Antonio Manuel en 4:14
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