Transcurre el tiempo sin apenas pararse en mí, si es que en alguien piensa cuando todo corre tan a prisa y sin tener en cuenta todo aquello que pisea y se lleva. El tiempo que no existe y este vacío que se lleva hoy todo y te lleva a tí también hacia recónditos lugares donde mis sentimientos no llegan a sentirete. Lejos como el dolor y tan cercano el insomnio que hoy me fustiga, cuando ya apenas veo la Luna, tan eterna y bella como cada situación en la que tan sólo un gesto, alguna sutileza me recordaba a tí y me inspirabas.
Apenas se oye el bullicio indigente que reinaba en las calles, la sinrazón que apelmaza el corazón y cualquier sentido, la muchedumbre presa y sedienta, podrida y moribunda. Que todo se vaya en un mágnifico conjuro, lejos con todo aquello que contamina el alma y espíritu del niño que adentro llevamos, todo aquello que sea nocivo para la imaginación. El calor acentúa cada peste de vosotros que vagáis en tremendas danzas por las calles, víctimas de modas y vicios, hambrientos de pobreza y torpeza que se abre tan sólo al patetismo reinante por cualesquiera de las calles allá por donde pasa vuestro hediendo ruído musical. Danzas que se confunden con vuestros andares, pintarrajeados con el color del dinero se diría que soís monedas de uso común, tan usadas y oxidadas. Excluyentes con el miedo que tanto profesáis, intolerancia hacia vosotros mismos, esclavos de las tribus, mendigos de los estatutos sociales y que con fervor os esclavizáis a vuestro infortunio adorando falsos profetas encarnados en mágnificos plásticos...esto sin duda continuará.
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