Huidas

martes, 22 de enero de 2008


De modo que por allá se irán las más bellas vistas jamás descubiertas en una sola mujer, por caminos que aún me quedan lejos para mi precoz vista. De tal modo me quedarán los sueños pero antes de iros me rondó un profundo deseo en mi interior. Vamos, hazme descubir tus mares, hazme un hueco en tu mente, hazme participe de tus senos, dejame surcar por tus valles y deleiteme. Deja que baje por la penumbra, que amarre tus cabellos frondosos y ondulados, deja que te aprisione como nunca te lo hicieron. Quisiera yo sucumbir cual marinero suicida a los mares tempestuosos, esperar ansioso la sirena varada que alguna vez soñé prisionero de mi tenebroso camerino. Déjame pues que busque esa línea en tu espalda que nadie nunca vio y que me abra tus puertas traspasando toda razón de realidad llegando a cotas más altas, aún más allá de las que nadie jamás logro pensar. A los altares de los más antiguos dioses aún por conocer, en tal lejanía llegar a parar el sentimiento fuera de lo terrenal y de la más ínfima humanidad.